El Gran Arquitecto del Universo, expresado habitualmente con el acrónimo GADU, es el nombre simbólico con el que suele referirse en masonerí...

El Gran Arquitecto del Universo, expresado habitualmente con el acrónimo GADU, es el nombre simbólico con el que suele referirse en masonería al Principio Creador o Causa Primera, independientemente de que ésta se interprete desde un punto de vista teísta o deísta.

La creencia en el Gran Arquitecto del Universo, es uno de los principios considerados inamovibles dentro de la corriente de regularidad masónica liderada por la Gran Logia Unida de Inglaterra, si bien los masones, como individuos, son libres de creer en el Ser Supremo que se ajuste a su creencia personal.

Para la corriente de regularidad masónica iniciada por el Gran Oriente de Francia, sin embargo, la exigencia de la creencia en un Gran Arquitecto del Universo como Principio Creador, incluso si éste es dejado a la interpretación libre de cada cual, es considerada como la imposición de tipo dogmático por lo que sus miembros son libres de creer o no creer en la existencia de este principio y de utilizar o no este símbolo en sus ritos.



Muchos francmasones siguen alguna de las religiones tradicionales, como pueden ser la católica, la judía o la musulmana; hay también quienes consideran que el GADU es el mismo Dios creador que determina a su voluntad los planos de la existencia, en el caso de los judíos y cristianos Yahwéh (Yahvé) o Jehová; y en el caso de los musulmanes Alá (los cuales serían aparentemente dos deidades distintas). Para otros varios será un Principio Creador que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es indefinible. Los hay también quienes identifican al Gran Arquitecto del Universo con un Demiurgo creador, con el espíritu del hombre, con el pensamiento, o con el hombre mismo.

Hay igualmente masones que, prescindiendo de cualquier enfoque trascendente, identifican al GADU con una interpretación panteísta o naturalista. Por último, existen muchos masones no creyentes, para quienes dar cualquier valor al símbolo del GADU implica necesariamente una afirmación de fe sobre el misterio último de la existencia, por lo que prefieren prescindir absolutamente del mismo.

La interpretación del GADU es tan amplia como es también la interpretación de Dios en el mundo y la polémica que le acompaña como concepto es también análoga.