Para poner en práctica sus enseñanzas, la tigresa blanca necesita muchos hombres, y cuantos más tenga, más energía podrá absorber. Aquí es q...

Tigresas Blancas: el Dragón Verde

Para poner en práctica sus enseñanzas, la tigresa blanca necesita muchos hombres, y cuantos más tenga, más energía podrá absorber. Aquí es que entra en escena la figura del Dragón Verde (como se llama a su compañero de juego).



El dragón en China es el animal dominante del cielo, símbolo masculino del yang. La búsqueda de Dragones Verdes constituye la tarea diaria de la Tigresa, y tiene que usar todas sus dotes para conseguir que un Dragón Verde se preste a sus juegos sexuales.

El taoísmo ortodoxo preconiza la conservación de la energía sexual masculina a través de la retención del semen (filosofía que difunde también el Tantra), y por eso los hombres evitan la eyaculación. Pero la Tigresa Blanca intenta todo lo contrario, es decir, que el hombre eyacule, cuantas más veces mejor, para alimentarse de su energía. Por eso, para muchos, las Tigresas ponen en peligro sus metas dentro del taoísmo, aunque ellas creen que el hombre también puede aprovechar estas relaciones para conseguir la inmortalidad.

El Dragón Verde debe ser un hombre normal, de cualquier edad, aunque de no más de 65 años (debido a la calidad del semen), ni un taoísta fanático.
Ademas tiene que ser una persona amable y madura con quien la Tigresa se sienta a gusto.



Con los Dragones Verdes la Tigresa intentará disfrutar, pero en ningún caso se podrá enamorar de ellos. Por eso, para no crear ningún tipo de vínculos emocionales, elige hombres que no tienen nada que ver con su entorno.
La Tigresa se guía mucho por su intuición, y si un Dragón Verde le da malas vibraciones al principio, no entablará relaciones con él. Pero si es limpio, educado, y de personalidad atrayente, entonces la Tigresa podrá reunirse con él hasta nueve veces como máximo.
Así el Dragón Verde no tendrá posibilidad de apegarse a ella, y la Tigresa evitará que el Dragón quiera practicar otra cosa que no sea la felación, por ejemplo el coito, práctica sexual que no consideran conveniente.
Después de estar nueve veces con él, no lo verá durante seis semanas, tiempo necesario para que el Dragón se reponga (la Tigresa intenta siempre durante una sesión que el Dragón tenga tres orgasmos consecutivos.
Pasado el tiempo de descanso la Tigresa lo vuelve a ver durante nueve semanas, y así sucesivamente hasta finalizar sus tres años de aprendizaje.

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